Al nordeste de la Península Ibérica se encuentra una de las regiones montañosas más visitadas del continente europeo. Los Pirineos, también conocida como “el Pirineo”, es el límite natural entre España y Francia y es también donde se encuentra el pequeño estado de Andorra. Durante miles de años, esta cordillera ha sido la barrera entre pueblos, regiones y climas diferentes y es el hogar de culturas y paisajes únicos en el continente.
Esto hace que los Pirineos sea, en la actualidad, una región elegida por visitantes de ambos países, y de hecho de todo el mundo, para adentrarse en un mundo de montañas, arroyos y una arquitectura inigualable.
Turismo ecológico y senderismo
Los Pirineos, ya sea del lado francés como del español, resultan un verdadero tesoro para aquellas personas interesadas en el ecoturismo en todas sus variantes. Aunque la región es famosa por sus pistas de esquí, cada vez más personas aprovechan sus inigualables paisajes y clima benévolo durante las estaciones cálidas para practicar senderismo, acampada y diferentes tipos de turismo ecológico y rural.
Sus valles y montañas son célebres, además, por sus aguas termales y otros espacios naturales similares. Miles de personas cada año escogen esta zona para complementar sus tratamientos de belleza y salud, como aquellos que ofrece Motiva, con antiguas técnicas naturales de embellecimiento de la piel y curas naturales, como las que hace ya miles de años practicaban los romanos en la región.
Pueblos de ensueño y arquitectura medieval
Pero la naturaleza no es el único atractivo de esta zona. Los Pirineos también son célebres por sus pequeños pueblos pintorescos, que aparecen aquí y allá rodeados de un entorno privilegiado de bosques y montañas. Muchos de estos pueblos, como Ansó, Taüll o Saint-Girons entre muchos otros, están construidos con técnicas tradicionales, y es común encontrar casas de piedra, grandes tejados preparados para las nevadas y pequeñas callejuelas empedradas.
Esta arquitectura tradicional pirenaica suele estar acompañada de algunos de los ejemplos más notables de arquitectura medieval de toda Europa. Gracias a su aislamiento y difícil acceso, se pueden encontrar hoy en día ejemplos maravillosos de arquitectura eclesiástica románica y gótica, además de exponentes únicos de técnicas constructivas civiles de la época.